La limpieza de cutis es un tratamiento que se realiza sobre la piel que no es agresivo y está destinado corregir el aspecto de la piel, los poros, eliminar las células muertas superficiales, extirpando los puntos negros que van acumulándose con el tiempo.
Este procedimiento lo realiza una cosmétologa. El procedimiento dura aproximadamente 1 hora y cuenta con 4 pasos: pulido (realizan una limpieza con crema para tal fin y con un aparato especial, pulen la piel), extracción (se quitan los puntos negros que pueden haber en el rostro), descongestión (se aplica una mascarilla según el tipo de piel) y nutrición de la piel.
La frecuencia de la limpieza del cutis deberá ser decisión del dermatólogo y tendrá que ver con el estado y el tipo de piel.
Es importante recordar:
* La piel seca: apenas tiene impurezas, suele ser tirante y tiende a la formación de escamas y arrugas. Los poros en general son poco perceptibles, la superficie de la piel luce opaca y está deshidratada.
* La piel grasa: se caracteriza por poros grandes y abiertos. La piel es gruesa, su superficie es húmeda y presenta una buena hidratación.
* La piel mixta: suele ser grasa en la zona “T” del rostro mientras en los pómulos es áspera y tirante.
Luego de la limpieza, la persona deberá seguir con el cuidado facial con cosméticos específicos que se adapten mejor a tu necesidad. También es necesario mantener la piel limpia diariamente, ya que a lo largo del día se van depositando en el rostro partículas y suciedades del ambiente que perjudican la salud del cutis. Por eso es necesario lavar habitualmente aunque no de forma exagerada la cara para eliminar los restos de polución y maquillaje acumulados, con emulsiones o jabones adecuados para no dañar piel. Finalmente, una buena hidratación diaria previene el envejecimiento y aporta elasticidad a la piel.
Fuente: Mujeres con estilo
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